
La ingeniería hidráulica en los castillos medievales también incluía la construcción de pozos, que eran excavados a enorme profundidad para llegar a los acuíferos subterráneos y asegurar un suministro incesante de agua fría.
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Con el pasar de los años, los castillos medievales se transformaron en verdaderas fortalezas independientes, capaces de soportar prolongados asedios merced a sus sistemas de agua bien diseñados y eficaces. Las murallas que rodeaban el castillo propiamente dicho representaban un excelente desafío para los atacantes. Si los cimientos no eran de roca, debían estar especialmente preparados para aguantar el tremendo peso. El método más habitual era cavar una zanja mucho más ancha que la anchura del muro y rellenarla con escombros de piedra apisonada. La mayoría de los muros estaban formados por dos capas de piedras labradas que cubrían un núcleo de escombros y mortero. Para eludir el socavamiento y dificultar su escalada, tanto los muros como las torres podían crearse sobre un zócalo inclinado o se agregaba más tarde una cortina protectora inclinada (espolón).
¿Qué características tenían los castillos medievales?
La torre de guardia o torreón era un edificio de varios pisos con muros singularmente gruesos y una entrada bien defendida, lo que la convertía en el sitio mucho más seguro del castillo en el caso de ataque. Comenzaron a aparecer en la mayor parte de los castillos a partir de principios del siglo XII. La torre del homenaje podía ser cuadrada o rectangular y a menudo contaba con sus propias torres o torrecillas en la parte superior; alternativamente, caixa D água taçA ciertas eran redondas y contaban con arcos de madera cerca de su parte superior para actuar como plataformas de tiro cubiertas. Estas imponentes estructuras, que en ciertos casos alcanzaban los 40 metros de altura (aunque lo mucho más frecuente es que ronden los 20 metros), eran útiles indicadores del poder de un señor o soberano local, aparte de un hipotético rincón de retiro. De costosa construcción, las torres de guarda se fueron reemplazando a partir del siglo XIII por torres redondas mucho más enormes en la muralla del circuito que las que se habían visto anteriormente.
Información general
Las ruinas de Tiermes, que fue romanizada y perduró hasta la Edad Media, forman uno de los yacimientos más atrayentes de España. Durante la visita se sentirán acompañados por los buitres que sobrevuelan el yacimiento, custodiando todavía, tantos siglos después, el espíritu de los guerreros arévacos muertos en combate. La Motilla del Azuer es una inusual fortificación, de más de 4.000 años, formada por varios muros circulares y concéntricos, con pasillos entre ellos por medio de los que se accedía al interior. Dentro se han reconocido silos y hornos, así como un patio en el que se puede ver el pozo mucho más antiguo de la península Ibérica. Ese pozo, de más de 14 metros de profundidad, lo fueron excavando según aumentaba la sequía y descendían los niveles hídricos, buscando las capas más bajas del nivel freático a través de rampas. El equipo científico empleó datos que la sonda Insight obtuvo durante una misión de 4 años, que concluyó en 2022.
¿Sabías que los castillos medievales de manera frecuente tenían "murder holes" (orificios asesinos) en los techos de las entradas primordiales? Estos orificios dejaban a los defensores publicar líquidos hirvientes, rocas o flechas sobre los invasores desprevenidos. Las murallas eran la primera línea de defensa, diseñadas para soportar asaltos con armas de asedio. Los bastiones, construcciones salientes en las murallas, dejaban a los defensores cubrir áreas de aproximación con fuego cruzado. Esta clase de castillo permitía a los defensores retirarse a capas interiores mucho más seguras en caso de un asedio, progresando de manera significativa las habilidades defensivas. Entre los primeros tipos de castillos, el Motte y Bailey, consistía en una torre de madera (motte) situada en una colina artificial y una área circundante (bailey) cuidada por una empalizada y un foso.